En 1997 empecé a interesarme por la agricultura biológica y asistí a un curso de conversión a este tipo de agricultura. En ese momento mi padre dirigía nuestra granja y era muy joven para transferirme la granja. Quería adquirir más experiencia en otro lugar y por eso trabajé durante 18 años para un organismo de control, especialmente fuera de la oficina. Trabajé con manzanas, pero también con otras frutas y productos cárnicos. Mis tareas incluían el control en granjas productoras, cooperativas y otras empresas de comercialización. También he llevado a cabo certificaciones de productos para la producción integrada en el Tirol del Sur (Agrios) y para la "Manzana Alto Adige IGP". A lo largo de los años, he adquirido experiencia en toda Europa y he consolidado mi conciencia ecológica.

Ahora que soy un agricultor a tiempo completo, el paso a la agricultura biológica era la única decisión lógica. Hoy en día ya no es tan fácil viajar por el mundo. Durante el período de vegetación, las vacaciones son un lujo para un productor orgánico. Especialmente si el clima es malo y las esporas de la costra germinan mejor, se requiere una rápida acción por parte del agricultor. Lo mismo se aplica a las noches bajo cero de la primavera. He aprendido que en la agricultura orgánica no hay remedio para todos los problemas. En ciertos momentos simplemente tienes que aceptar que no se puede hacer nada. La naturaleza requiere cierta flexibilidad y dicta las reglas.

También llevamos una granja. Mi mujer, mi padre y yo estamos encantados de explicar el método de agricultura orgánica a nuestros huéspedes y tratar de dar respuestas simples y comprensibles. De esta manera esperamos contribuir a que se aprecien más nuestras manzanas.