Mi historia
Mi abuelo fue uno de los valientes pioneros del cultivo de manzanas en Val Venosta. Gracias a un hábil trabajo de recuperación, las tierras del valle, antaño pantanosas, se hicieron cultivables y ahora son perfectas para la fruticultura. Desgraciadamente, mi abuelo falleció pronto y mi padre tuvo que hacerse cargo de la granja "Neuhof" siendo muy joven. Desde entonces, hace más de 40 años, mi familia se dedica a cultivar manzanas.
Si mi abuelo fue un pionero, yo soy el "ECO-pionero" de la familia, porque cuando me hice cargo de la explotación de mi padre, mi único deseo era convertirla a la agricultura ecológica. Uno de los objetivos que persigo es utilizar productos fitosanitarios solo cuando sea estrictamente necesario. Creo que es posible practicar una agricultura sostenible observando atentamente las condiciones meteorológicas y previendo escenarios hipotéticos. Muchos de mis amigos agricultores BIO piensan lo mismo. Y como nuestros manzanos son vecinos, incluso hemos comprado estaciones meteorológicas privadas, cuyos parámetros actualizamos constantemente a través de una aplicación móvil. De este modo, controlamos la humedad y la sequía, y somos informados rápidamente de un posible peligro de infección por esporas fúngicas que podrían dañar nuestros árboles y su fruta. Así sabemos cuándo intervenir y recurrimos a medidas fitosanitarias solo cuando es realmente necesario.
Lo más importante es que haga buen tiempo durante el periodo de floración, en primavera, porque es cuando se decide, no solo la cosecha del año en curso, sino incluso la del año siguiente. Aunque no se produzcan heladas en la época de floración y las abejas zumben serenamente en el mar de flores, el granizo puede suponer un riesgo y arruinarlo todo. Por lo tanto, hay que prepararse para aguantar los caprichos del tiempo o esperar que este sea clemente. Porque para las nueve variedades diferentes de manzanas y el vino que produzco y embotello por afición, los imprevistos pueden ser muchos.
Tenemos que elegir cuidadosamente el lugar más favorable para cultivar cada variedad y dar cobijo a los insectos "buenos" para que nuestras manzanas maduren hermosas y sanas. Por último, solo nos queda esperar que la naturaleza, tras unos primeros años difíciles, sea generosa y nos permita disfrutar plenamente de los frutos de la agricultura ecológica. No cabe duda de que el método ecológico plantea innumerables retos y que se necesitan muchos años para alcanzar un cierto nivel de "sabiduría" y capacidad para afrontar cualquier problema.
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