Por fin soy un productor biológico. Durante más de 15 años tuve la intención de serlo, pero al final una serie de circunstancias difíciles y obstáculos lo impidieron durante todos estos años. En 2002, mi granja Gruberhof en Naturno fue arrasada por un deslizamiento de tierra. Más tarde nos vimos expuestos al peligro de las escobas de manzano y el fuego bacteriano, dos enfermedades de la fruticultura.

Cuando finalmente quise dar este paso decisivo, sufrí grandes pérdidas en la cosecha debido a las heladas durante la floración. Así que en el momento decisivo no tenía la seguridad financiera necesaria. Yo y muchos otros colegas queríamos poner en práctica las cautivadoras lecciones de nuestro profesor en la escuela de agricultura lo antes posible, y resultaba frustante no poder hacerlo. Este profesor influyó fuertemente en nuestra forma de pensar. Nos habló de su experiencia como colaborador agrícola en Brasil y de la verdadera sostenibilidad de la fruticultura. Con él visitamos huertos de manzanas orgánicas, conocimos insectos útiles y aprendimos que no hay necesidad de ponerse nervioso y recurrir a las "armas" cuando se ve un piojo. Nunca olvidaré sus explicaciones sobre el equilibrio entre insectos y plagas útiles.

Por fin, llegó el momento de hacer realidad mi sueño. Como agricultor orgánico tomo todas mis decisiones a través de los ojos de mi profesor. Sus principios se pueden aplicar en muchos aspectos: no importa si en ciertos lugares no pongo la red antigranizo para permitir que la familia de buitres se abalancen sobre sus presas en mi huerto de manzanas sin riesgo de lesiones, o si utilizo los insectos del huerto de mi hermano para luchar contra los pulgones del mío. Constantemente escucho las sabias palabras de mi profesor que siguen siendo muy útiles.