Mi historia
Mi marido Markus y yo nos hicimos cargo de los manzanos de mis padres. Aunque Markus es topógrafo de formación, también tiene un fuerte vínculo con la agricultura a través de su padre, que trabajó como asesor en fruticultura. Nos planteamos juntos el cambio a la agricultura ecológica. Desde el principio tuvimos claro que, como pequeña empresa familiar, queríamos hacer todo lo posible nosotros mismos y sólo recurrir a ayuda externa durante las semanas de mayor intensidad. Esta es una de las principales razones por las que cultivamos diez variedades distintas de manzana en nuestros prados. Como resultado, el periodo de cosecha se extiende a lo largo de varios meses, de agosto a noviembre, y no todo se concentra en el periodo principal de cosecha, en septiembre. Tenemos mucha suerte de que todos los prados estén situados alrededor de la explotación y los numerosos y buenos vecinos son también una gran ventaja.
Gracias a muchos amigos, a buenos cursos de formación y al Consejo Consultivo del Tirol del Sur, nos hemos familiarizado cada vez más con las complejidades de la agricultura ecológica. Estamos muy agradecidos por ello. Nuestros padres nunca habrían soñado con tener tantos lugares a los que acudir en busca de valiosos consejos. Estaban muy solos y eran observadores especialmente atentos de la naturaleza. Eso es exactamente lo que los agricultores de hoy tenemos que volver a perfeccionar y mi marido y yo lo hacemos cada día mejor. Nuestros tres hijos trabajan, pero están encantados de ayudar y observar cuando es necesario.
Cuando pasamos a la agricultura ecológica, nuestros ojos primero tuvieron que acostumbrarse. El prado ya no parecía un papel pintado perfectamente ordenado, sino que volvió a ser un prado, con montones de insectos beneficiosos haciendo su "trabajo en curso" bajo la larga hierba.
El ojo de un buen observador se puede entrenar relativamente rápido, sólo hay que querer hacerlo y probarlo con la suficiente frecuencia. Por ejemplo, Markus puede distinguir inmediatamente qué flor está fecundada y cuál no por el color del pistilo. La primavera es probablemente la época de máxima observación. No sólo ayuda el ojo, sino también la tecnología, ya sea la estación meteorológica de su propio prado o la del anillo de asesoramiento.
Si observas una criatura útil, tienes que animarla y crearle un hábitat agradable. Markus y yo hemos creado un bonito mirador para el ratonero, donde le gusta descansar y mantener a raya a los ratones del prado. Especialmente con los árboles jóvenes, a los ratones les gusta mordisquear sus raíces y con el ave rapaz como aliada, esto ocurre con menos frecuencia.
Toda la diversidad visible en nuestros prados aporta el doble de placer y compensa el doble de esfuerzo que supone la agricultura ecológica. Es importante tomarse su tiempo al observar, del mismo modo que el riego por goteo sólo gotea lentamente y no se pierde en las prisas.
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