Basta pasar unos minutos en el silencio de nuestra masía en el Monte Tramontana de Naturno para entender que nos encontramos en un lugar mágico, un paraíso de la biodiversidad. Mi mujer Margit cultiva más de 100 plantas, entre medicinales y aromáticas, que usa para la preparación de tisanas y tinturas. Con su intenso perfume atraen a numerosos insectos: no solo las elegantes mariposas de vivos colores o las incansables abejas que rondan se sienten a sus anchas en la masía Neuforsthof. A veces descubrimos también insectos que no habíamos visto nunca antes. De repente, aparecen entre los altramuces y la salvia o en los setos de diferentes alturas que ofrecen un lugar de nidificación perfecto para varias especies de aves. En este paraíso las aves pueden alimentarse de las sabrosas bayas de saúco y, cuando les apetece saborear algo distinto, pueden escoger entre el espino amarillo y el agracejo o los arándanos.

Nuestro gran ginkgo parece erguirse de la nada, para proteger la gran biodiversidad en la masía. Puede vivir hasta 1000 años y es ya un fósil viviente.

Nuestros campos de manzanas biológicos están situados todos alrededor de la masía donde hacemos todo lo posible para garantizar la fertilidad del suelo. Para permitir a nuestros pequeños ayudantes trasladarse fácilmente de una hilera a otra, solemos sembrar entre las hileras y alternar la siega. Esto supone tener que asumir también que las cosechas serán menos abundantes, pero para preservar la biodiversidad merece, sin duda, la pena. Sentimos la enorme satisfacción de haber recreado y preservado la biodiversidad de esta área, cuando, en primavera, se extiende por el aire una riqueza de aromas únicos: son los albaricoqueros, los melocotoneros, los magnolios y los almendros que florecen simultáneamente o a poca distancia uno de otro. La diversidad llama a la diversidad. Éste es el único modo de tener el perfume de almendras en el campo de manzanos y el aroma de manzanas recién recogidas en nuestra masía biológica. Estamos totalmente convencidos de ello.