Mi historia
En el tranquilo Morter, en la desembocadura de Val Martello, se encuentra la masía de Herbert Rechenmacher. Herbert heredó la finca de su madre, mientras que de su padre aprendió el trabajo de agricultor. Durante todo el año cuida sus manzanas él solo, recibiendo ayuda de su familia durante el periodo de recolecta.
Herbert es una persona con muchos talentos. Antes trabajaba como cartero del pueblo, amaba el trabajo en la naturaleza y bien pronto descubrió que sus pasiones eran la escultura y el trabajo de la talla. Estudió en el Instituto Técnico Superior de Innsbruck y hoy sigue amando el mundo artístico y creativo tanto como a sus manzanos. La naturaleza, para Herbert, es el lugar donde sentirse libre.
Precisamente por eso, en 1998 decidió pasar de la agricultura convencional a la biológica. Para él siempre fue la elección adecuada. Lo biológico es un movimiento, dice, que abarca todo, que empieza con la producción en la naturaleza y con la naturaleza, y que termina con el propio consumo consciente. La responsabilidad es importante. “Porque devuelvo lo que he recibido. Así es como vivo: en armonía con todo".
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