Mi historia
La capital de la Val Venosta es el pueblo natal de Karl Reinstadler. Aquí, a mitad de camino entre el frío paso de Resia y el templado Merano, vive Karl con su familia. Karl está particularmente orgulloso de la certificación bio de su masía. Los árboles frutales, afirma, se encuentran en una posición especialmente apta para la agricultura biológica.
El elevado número de días de sol, muchos más de 300 al año, favorecen la coloración de la parte rojiza de las manzanas sin que sea necesaria ninguna intervención de la mano humana. Las escasas precipitaciones y las noches frescas de montaña hacen el resto, permitiendo que las manzanas maduren todavía más lentamente. El sabor es más intenso, y las manzanas resultan particularmente crujientes.
Además de las rígidas directivas europeas, Karl sigue también las de la asociación Bioland. Evita todo lo que no es natural, emplea solo abonos orgánicos y trabaja concienzudamente cuidando el terreno y el medioambiente. De este modo, puede presumir de producir manzanas sanísimas y completamente naturales
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