Mi historia
Aunque nuestra granja pertenece a la familia desde hace cien años y hay pruebas de la existencia del "Hofstatt auf Haus auf dem Moos zu Latsch" ya en el siglo XV, duran-te mis años de estudio me interesé muy poco por la agricultura. Como informático, hice el bachillerato en Tirol del Sur, luego fui a Pisa y, por último, a Jena (Alemania). En Jena conocí a mi mujer, nacieron mis dos hijos y fundé una empresa de informáti-ca junto con otros dos socios.
Hace unos años, descubrí un segundo pilar de la tradición agrícola de mis antepasa-dos. De repente sentí un gran deseo de cultivar yo mismo la tierra familiar y gestio-narla de la mejor manera posible. La agricultura ecológica era la única opción para mí. Asumí responsabilidades, intenté comprender los complejos procesos del man-zanar y me alegré de recibir consejos. A veces, pero, ignoré deliberadamente algu-nos de ellos y, según mis inclinaciones, recopilé todos los datos posibles sobre el clima, las heladas y el riego de mis manzanares. En definitiva, son mis manzanos y tengo que conocerlos mejor que nadie. Mi enfoque para este conocimiento es recopi-lar tantos datos como sea posible, mediante el uso inteligente de sensores. Al fin y al cabo, soy informático.
Me gusta experimentar cosas nuevas y también cuestionar ciertos procesos, con más amor por los detalles. Por ejemplo, creo firmemente que regar según el lema "dar a la planta exactamente la cantidad de agua que necesita en ese preciso momento" tiene un efecto muy fuerte en la calidad sensorial de la fruta. En el curso de la vegetación, hay épocas en las que el manzano necesita mucha agua (por ejemplo, durante la división celular, desde la floración hasta junio) y épocas en las que puede arreglárse-las casi sin agua (por ejemplo, durante la elongación celular, en verano). Los senso-res que he instalado en mi manzanal pueden proporcionarme datos valiosos y, si se interpretan correctamente, mejorar considerablemente la calidad de mis manzanas. Y todo ello de forma muy sostenible.
Como agricultor a tiempo parcial que ha encontrado su equilibrio en la agricultura ecológica, a menudo mantengo videoconferencias con mis socios en Alemania desde el manzanar en flor, despertando así la envidia de mis compañeros de trabajo. Porque tanto mi mujer y yo, como nuestros dos niños Max y Oskar y mis padres, nos hemos dado cuenta de que la agricultura ecológica es una forma noble de cultivar, que se puede practicar con alegría y orgullo. Nuestro objetivo común es llevar la fruta más sabrosa a las mesas de nuestros consumidores.
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