De algún modo existe una conexión: Mi granja “Schwebelehof” no está lejos del moderno gimnasio de Silandro. Y hace falta un talento casi acrobático para cultivar mi huerto allí. No produzco mis dulces manzanas Fuji en el terreno llano del valle donde el cultivo es mucho más fácil, sino en 13 empinados bancales, uno encima de otro. Están construidos sobre muros secos y conectados por 80 escaleras. Este método de cultivo es bastante poco frecuente para las manzanas, pero es el típico para el cultivo de viñas en pendientes empinadas. Pero cuando se trata de vino, mi hijo sabe más, pues trabaja en Austria en la industria del vino.

Gracias a la posición en una ladera templada me siento privilegiado por producir manzanas Fuji con éxito. Esta variedad es la que más se cultiva en todo el mundo, especialmente en China y Japón. Sin embargo, en Europa solo crece en áreas con mucho sol. Por eso, el Tirol del Sur es uno de los baluartes de esta variedad crujiente de suave aroma y recolección muy tardía. Cada bancal se comunica con el otro mediante una cinta transportadora que lleva el material para facilitar este cultivo casi “heroico” de manzanas. Esta ayuda técnica es inestimable, especialmente durante la cosecha y a la hora de repartir abonos orgánicos. No obstante, hay un montón de trabajo manual, como plantar nuevos árboles, cortarlos y segar.

El emplazamiento de mi huerto es tan perfecto para las manzanas Fuji que apenas es necesario el uso de pesticidas. Ya me ha pasado varias veces que se me ha olvidado hacer algo contra los áfidos y, sin embargo, todo bien. Estas experiencias positivas pronto me llevarán a otro proyecto: el cultivo de la variedad Topaz, muy resistente a los hongos. Aún no he decidido si voy a cultivar esta variedad en los bancales o en el suelo del valle de Silandro junto con Bonita, Golden Delicious y otras variedades. En cualquier caso, mis manzanas ecológicas podrían de un tamaño un poco más pequeño, pero decididamente tienen un sabor delicioso.