Así como experimento el paisaje mucho más directamente cuando voy en moto, también me siento mucho más conectado a su exuberancia como agricultor orgánico. A mediados de los años 90, cuando nuestra granja no estaba todavía dirigida exclusivamente de acuerdo con los principios orgánicos, ya tomamos medidas que iban en esta dirección de futuro. Por ejemplo, la fumigación de la hierba ya era un tabú para nosotros en ese entonces.

Mi madre había adquirido el "Färberhäuslhof" y yo me había preparado para mi futuro como cultivador de manzanas en la escuela técnica de frutas, vino y horticultura de Laimburg. Desde 2017, he estado "cuidando" meticulosamente cerca de 12.000 árboles de la Gala de acuerdo con las directrices orgánicas. Sus frutos son una fuente de satisfacción, con un intenso color rojo y un excelente sabor.

Hoy lamento no haberme cambiado al orgánico mucho antes. Sin embargo, mis gemelos, nacidos en 2019, todavía son pequeños para experimentar la magia de la agricultura orgánica en vivo. A mi esposa y a mí nos gustaría ver a los dos niños crecer en un ambiente sano y que se familiaricen gradualmente con los métodos de agricultura sostenible.

Orgánico significa no tener una lista de cosas por hacer que se pueda marcar paso a paso para asegurar el éxito, sino seguir pautas que solo dan una indicación aproximada de cómo alcanzar el objetivo. En el camino hacia allí, uno sigue ciertas reglas que son dictadas por la naturaleza solamente. La moto debe adaptarse a la carretera y no al revés. De la misma manera, nosotros los agricultores orgánicos, debemos adaptarnos a la naturaleza y estar satisfechos con lo que nos permite hacer año tras año. La aceleración de la presión no tiene sentido en la agricultura.

Lo que cuenta es la desaceleración y tomarse el tiempo para observar. Una de estas observaciones se ha hecho cada vez más clara en los últimos años: a mi esposa y a mí nos gusta la idea de pasar las vacaciones en la granja. Allí el sonido de mi tractor se escuchará más a menudo que el de mi Harley.