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Ecosistema:
setos, piedras y animales

¡Encontrar un equilibrio es muy sencillo!

Una hilera de matorrales, un montón de piedras y ganas de trabajar con las manos. Para mantener el equilibrio del ecosistema no se necesita mucho, pero sí o sí: hace falta compromiso. Con pocos instrumentos sencillos es posible introducir grandes cambios en los huertos. Esto no solo beneficia a la fruticultura, sino también a la flora y a la fauna. ¿Qué tienen que ver los setos y las piedras con el ecosistema? ¡Os lo contamos!
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Piedra sobre piedra
Las piedras se transforman en un espacio donde vivir
 
Piedra sobre piedra
Llevamos siglos haciéndolo: poner una piedra sobre otra y construirnos un techo, una casa. Entonces, ¿por qué no pensar en los demás inquilinos que viven en los huertos? No son para nada delicados. A los erizos, comadrejas, serpientes, sapos e insectos beneficiosos les gusta vivir en simples montones y pilas de piedra. Incluso los cuchitriles de mampostería en seco son viviendas perfectas. Los agricultores de Val Venosta lo saben bien y se preocupan en crear, apilando una piedra sobre otra, nuevos hábitats para sus pequeños ayudantes que se alimentan de parásitos.

Erizo en busca de iglú

Allí está, en medio del campo de manzanos de Laces: el iglú de piedra de Elmar Platzgummer. Una pequeña construcción abovedada con varias entradas, un interior cóncavo y bellísimos exteriores sólidos. Prácticamente una obra maestra de arquitectura, pero en miniatura. En realidad, ¿de qué se trata? ¡Es un iglú para erizos! En su interior se esconden estas criaturas con púas y otros pequeños animales. Elmar no les cobra alquiler, pero tiene mucha confianza en el apetito de sus habitantes, a quienes les encanta comerse a los parásitos. La vida en el ecosistema es, a fin de cuentas, un dar y recibir.
 
 
 
 
 
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Hojas, ramas, pequeños huéspedes
Lugares de refugio en la madera
 
Hojas, ramas, pequeños huéspedes
¿Qué notáis cuando paseáis entre los huertos de Val Venosta? ¿Una hilera de manzanos? Entonces, lo mejor es acercarse un poco más para mirar. En las instalaciones agrícolas hay mucha más vida de lo que parece. Los lugares en los que se refugian animales e insectos beneficiosos no son solo los árboles y los campos, sino también la naturaleza que los rodea. Al borde del camino, en los taludes y en los matorrales a lo largo de la orilla de los senderos hay seres vivos que se esconden en la vegetación y otros que alzan el vuelo. Los setos se convierten en arterias llenas de vida que conectan entre sí a biotipos enteros. Por último, también las zonas húmedas dan cobijo a muchas criaturas. Para proteger esta inestimable convivencia, que también se llama “biodiversidad”, los agricultores de Val Venosta adoptan medidas cuidadosas.

Vida entre los matorrales...

Si estáis en un huerto de Val Venosta y miráis a vuestro alrededor, lo que observaréis no serán solo los manzanos. Aquí hay muchos matorrales y setos. De vez en cuando se encuentra uno con maleza. Pero, ¿por qué? Los agricultores no consideran sus instalaciones exclusivamente como plantas de producción, sino, sobre todo, como hábitats naturales. Entre estos setos, pueden instalarse y encontrar alimento insectos, pequeños reptiles, mamíferos y aves. Madera y ramas amontonadas son un excelente escondite para los erizos. En definitiva, esta variedad beneficia también a los agricultores: muchos de sus visitantes son glotones de parásitos y los setos reducen la dispersión de los productos fitosanitarios.
 
 
 
 

Arriba en lo alto entre los árboles

También los pisos de arriba están ocupados. Los árboles aislados proporcionan orientación a murciélagos y, al mismo tiempo, son lugares de nidificación y apareamiento para las aves. Las rapaces utilizan las ramas como trípodes naturales porque desde lo alto tienen una mejor visibilidad de sus presas. Muchos agricultores de Val Venosta instalan ayudas específicas para la nidificación y la incubación, garantizando hábitats protegidos y el equilibrio dentro del ecosistema. Esto beneficia también a la fruticultura, ¡y así se cierra el círculo!
 
 
 
 
 
25-50 tipos de plantas
se alojan en un solo huerto
¡Más de 4.000 animales del suelo
viven en un solo metro cuadrado!
15 kilómetros de setos
han plantado los agricultores de Val Venosta
 

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