Erizo en busca de iglú
Allí está, en medio del campo de manzanos de Laces: el iglú de piedra de Elmar Platzgummer. Una pequeña construcción abovedada con varias entradas, un interior cóncavo y bellísimos exteriores sólidos. Prácticamente una obra maestra de arquitectura, pero en miniatura. En realidad, ¿de qué se trata? ¡Es un iglú para erizos! En su interior se esconden estas criaturas con púas y otros pequeños animales. Elmar no les cobra alquiler, pero tiene mucha confianza en el apetito de sus habitantes, a quienes les encanta comerse a los parásitos. La vida en el ecosistema es, a fin de cuentas, un dar y recibir.