60 min.
Mezclar la leche con la harina y la sal y después con los huevos, el azúcar y el ron hasta obtener una pasta homogénea. Dejar macerar la mezcla durante un cuarto de hora.
Pelar las manzanas, quitar su parte central (el corazón) y cortarlas en rodajas gruesas de unos 1 o 2cm. Rociarlas con jugo de limón para evitar la oxidación. Sumergir las rodajas de manzana en la masa y freír en abundante aceite hasta que estén bien doradas. Escurrir sobre papel de cocina y espolvorear el azúcar en polvo. Servir rápidamente, antes de que se enfríe.